Un repaso rápido a los videoclips más populares de 2014 nos
devolverá una imagen poco halagüeña. Tal como denuncian algunos estudios, el
culto a la riqueza (Dark Horse), la hipersexualización de la figura femenina (I
Can’t Remember to Forget You, Anaconda) o ambas cosas (Wiggle) parecen ser las
temáticas predominantes en la mayoría de videos musicales que se producen
durante este siglo XXI.
Afortunadamente, no siempre es así. Os quiero presentar tres
buenas canciones con sus correspondientes vídeos. Las tres narran una historia.
La primera nos habla de la ausencia del padre, y está enmarcada en la década de
los 60, cuando la figura del padre era más la de un proveedor de bienes
materiales que la de alguien cercano con el que jugar.
La trama de la segunda se mueve hacia atrás en el tiempo
para explicarnos una historia, la de una pareja, una infidelidad y un accidente
de coche.
La tercera nos presenta una problemática, la de los transvestidos
y las dificultades que a menudo encuentran para ser aceptados por la sociedad. Si
os suena la cara del actor principal, no estáis alucinando. Se trata de Andrew
Garfield, el último Spiderman.
Si no habéis tenido la oportunidad de verlos, os recomiendo
que perdáis 03:53, 3:28 y 06:23 minutos
de vuestra vida. Quizás os entren ganas de seguir viendo videoclips...